Crítica Literaria. Cincuenta Sombras de Grey.
La verdad es que mucha gente me ha insistido en que leyera
“50 sombras de Grey”. El libro me interesó bastante porque he escuchado tantas
críticas buenas, ensalzándolo como uno de los libros más emocionantes escritos,
como críticas negativas, tachándolo de burdo y aburrido.
Me atrevería a decir que el hecho de que “50 Sombras” haya
sido un fanfiction de la saga
“Crepúsculo” es algo bastante obvio y se puede apreciar a lo largo de toda la
historia. Esta situación la encuentro francamente más que lamentable, ya que
pienso que la autora pudo haber sacado mucho más provecho, no económicamente
hablando, de su propia idea. Y ya que hablamos de ideas, ¿dónde está la
originalidad de este libro? La saga Crepúsculo no es una historia verdaderamente
original, y la idea de basar otra historia en base a ésta se me apetece
irritante y hostigosa. Es por esto que
ruego que me disculpen si creen que invoco demasiado a “Crepúsculo”, pero creo
que haciendo esto, puedo argumentar mejor porqué he tenido que unirme a las
críticas negativas.
Las similitudes de “Crepúsculo” y “Luna Nueva” con “50
Sombras de Grey” me impresionaron negativamente
cada vez más a medida que leía el libro. Ambas historias se realizan en los
alrededores de Seattle. Incluso las
características físicas de los personajes son similares: Anastasia es, al igual
que Bella Swan, de pelo castaño, delgada, mala para la gimnasia, patosa,
pálida, de mediana estatura y con una preocupante tendencia a sonrojarse.
Christian es, en cambio, muy rico, musculoso, de andar felino, alto,
increíblemente guapo, de porte
imponente, elegancia natural, cabello
cobrizo y poderoso, bastante similar a la idea que tendríamos de un Edward
Cullen “vivo”. Los únicos cambios que la autora tuvo la delicadeza de hacer fue
reemplazar los ojos color chocolate por azul, en el caso de Anastasia Steele,
y una piel normal, como la de un
verdadero ser humano, en el caso del señor Grey.
Las características psicológicas, o mejor dicho, las
situaciones que afectan a los personajes tampoco se escapan de lo dicho en el
párrafo anterior. Anastasia e Isabella son mujeres bellas, con un bajo concepto
de sí mismas, que se sienten solas. Las madres de ambas, son mujeres
divorciadas, impetuosas, con muchas actividades, que cambian constantemente.
Ambas jóvenes han tenido que contener a sus respectivas madres con sus locuras,
por lo que han tenido que madurar desde pequeñas. Ambas son más cercanas al
padre, padrastro en el caso de Ana. Ambas, a la hora del encuentro con su
pareja, son vírgenes y tienen fuertes sentimientos sexuales reprimidos. Ambas
tiene más pretendientes de lo en realidad se atreven a creer, y arrasan mucho
con su estilo desaliñado, natural y patoso.
También me gustaría señalar pequeñas semejanzas como que ambas tienen
una condición económica mucho menor que sus parejas, lo que les produce
complejo de inferioridad, por lo que les cuesta recibir regalos caros; que las
dos trabajan en un negocio familiar, no les gustan las sorpresas y una
alarmante propensión a dejarse morir por inanición.
Con respecto a los
varones, si analizamos con detenimiento, podemos darnos cuenta que, en el caso
de Edward y Christian, necesitan tener el control de la situación, tienen
problemas con el compromiso y con dejar liberar su corazón, les encanta el
poder, visten bien, tienen aparentemente dinero infinito y un gran poder de
persuasión. Ambos adoptados, y a pesar de no tener sangre en común, todos los
miembros de su familia son guapos. Sus familias adoptivas son muy unidas y
acogen muy bien a la protagonista. Les
gusta el lujo, son buenos en la mayoría de las cosas, tocan el piano, son
escrutadores, un poco acosadores, dominadores, inteligentes y pueden llegar a
ser peligrosos si se los tienta.
Ambos tienen un secreto oscuro. Edward bebe sangre.
Christian es un sadomasoquista. Es por esta razón que creen que no pueden ser
complacidos por la protagonista de la historia, ni que la relación funcione.
Siento que puedo decir con certeza que Anastasia es el
equivalente a Bella, así como Christian a Edward, Mia a Alice, Elliot a Emmett,
Grace a Carlisle, Carrick a Esme, Ray a Charlie, Carla a Reneé y José a Jacob.
No existe un cambio en el argumento, en las situaciones, en las relaciones.
Finalmente, está el tema del sexo. Lo original que sí se
puede rescatar en “50 Sombras” es la sexualidad intensa, sin amor e increíblemente
explícita que se puede apreciar en sus páginas. Algo que seguramente la autora
concibió mientras leía la saga a la que tanto he aludido, y que, supongo, todas las que hemos leído los
cuatro libros hemos imaginado, aunque sea en los lugares más recónditos de
nuestra libido. Las escenas en un principio son excitantes, sensuales, nuevas
para la mayoría de las mujeres y que vinieron a entregar un golpe fuerte y
refrescante a la historia, a darle un toque diferente. Vuelvo a decir que
lamentablemente, palabra que he usado a menudo en esta crítica, después de las
3 primeras relaciones sexuales, el sexo se pone monótono, como si estuvieran
haciéndolo todo el tiempo. Vale, es un libro erótico, pero el erotismo puede
también ser suave en algunas situaciones para que luego entre con más
intensidad en la imaginación y en la libido de los lectores. No es este el
caso. ¿Es acaso necesario leer tantas
veces la palabra “correrse”? Incluso debo decir que quedé cansada, por no decir
harta, del sexo, sólo con leer el libro. Creo que la autora se apoya en el sexo
para darle un matiz diferente, para que las situaciones cambien de rumbo, pero
no lo consigue y termina sobreexplotando el tema.
También podemos rescatar algo importante de estas dos
autoras. Ambas lograron identificar un
prototipo de hombre perfecto que agrada a las mujeres en general. Ese hombre
guapo, musculoso, inteligente, sensual, experto, poderoso, rico y complejo, ha
llegado en el fondo de muchas fantasías eróticas. Además no está demás decir
que este hombre, que en general consideramos inalcanzable, se enamora
perdidamente de una joven con la que cualquiera de nosotras podría sentirse
identificada: floja, discreta, patosa, inadaptada, de belleza “normal”, tímida,
insegura. Esta combinación me parece que es la que le ha dado a ambas sagas
tanto éxito dentro de las féminas. El hecho de que ese hombre, quizás, pueda caer
en nuestras redes, teniendo la vana esperanza de que algún día seremos azotadas
con tanto placer como Anastasia Steele y cortejadas como Bella Swan. Lo dejo a la
conciencia de la “diosa” interior que vive en cada una de nosotras.